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Antes de empezar a relatar el contenido del seminario de la asignatura, diré algo sobre la reputación corporativa que se me había olvidado. El primer paso del éxito, pasa por conocernos a nosotros mismos, que unida a la curiosidad, al sentido común y al sentido del mundo que vivimos, nos dan la clave del éxito y la continuidad.

 

La reputación en su versión más utópica, es adelantarse a los acontecimientos. La marca es la que ayuda a la reputación. Utilizando la promesa funcional, más la promesa funcional y añadiendo el toque del diseño, conseguiremos forjar una identidad que dotará de reputación nuestra marca.

 

Es pues, que la reputación corporativa no es una herramienta y ya está, sino que es un instrumento que hay que usar todos los días. Actúa como velador de la reputación existente, en función de vigilante. Actúa como acrecentador de la reputación, dominando el contexto social y descubriendo y captando los riesgos reputacionales, para poder seguir en una senda llana y continua.

 

Bueno, que me despisto. Voy a centrarme en el seminario de la asignatura, que para mí, me dio mucho que pensar. El seminario lo imparte un hombre que se llama Ítalo Pizzolante. Empezaron a presentar su currículo y a la media frase tuve que parar de escribir, ya que ese hombre ya hecho mogollón de cosas; prefiero quedarme con su charla, a ver que saco de esto.

Bajo el lema compartir-enseñar-aprender, empieza el discurso llevándonos muy lejos de aquí. Un pedazo hombre, todo trajeado, con cara de saber lo que dice y con una expresión en su cara totalmente juvenil, dice: ¿Ser de Marte?, sí. Personas capaces de afrontar retos nuevos, imaginar cosas nuevas, ser los mejores DIRCOM. Utilizar la IMAGINACIÓN para construir el mundo. De esa forma empieza hablando no del presente, sino del futuro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La construcción del mundo a través de la realidad que se vive, no sirve para que una empresa sea consciente. Una empresa tiene que ser como un niño, sujeto a las contradicciones del entorno, pero manteniendo  siempre un respeto por el mismo. El diseño de una empresa no debería estar basado en sus fondos de inversión, sino en su respeto ambiental, algo que día a día va sumando intangibles a pasos agigantados.

 

Ya que estamos en Marte, podemos pensar de forma diferente y plantearnos ¿por qué una empresa pequeña no puede competir con una grande?, ¿Hasta dónde afecta la confianza social en la compra de productos? Esta última pregunta está muy relacionada con  la primera y me encanta, porque va en mi misma línea de pensamiento.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tenía ante mí, en ese escenario, a una persona muy inteligente, diciendo cosas muy sencillas, pero sacadas de muchos años de estudio y trabajo. Sus conclusiones eran básicas; la ecosostenibilidad. De nada sirve la reputación de una empresa, por muy grande que sea, si falla todo lo demás. De nada sirva que un magnate empresarial como Volkswagen, diga que la han cagado, de nada. La transparencia es una de las claves de la responsabilidad social corporativa. Los responsables de estas empresas, buscan mucho más lo económico que lo social y están equivocando tanto, que acabarán desapareciendo. Desde que comenzó la crisis, se está produciendo un redescubrimiento en la conexión con las audiencias. Se está produciendo un cambio desde hace una década y de lo que se trata, es de saber cómo será la empresa del futuro, no el futuro de mi empresa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es por ello, que una empresa, debe ser un estado de conciencia activa, con actitud y sobre todo, atrevimiento. Hoy en día, una empresa tiene que analizar los impactos que recibe en función de lo que hace a lo que deja de hacer, porque de ahí salen muchas implicaciones. Saber quién eres, qué quieres hacer, cómo lo vas a relacionar y cómo lo vas a hacer ver. Las estrategias de posicionamiento tienen un gran papel en este mundo que vivimos, son clave de una de las condiciones para poder ser visibles al resto.

 

Una empresdebe preocuparse por los públicos para los que la empresa es importante, no como se suele hacer a mennudo, que es buscar en función de las oportunidades y especulaciones. Las empresas les importamos a los consumidores, no somos mero mecanismo de compra. Ítalo dice que a las empresas les sobra arrogancia y les falta humildad, cosa con la que estoy totalmente de acuerdo. Las empresas sociales, con economías compartidas, son un buen punto de partida, porque eso wes lo que la gente valora y aprecia; es algo así como que los consumidores valoramos mucho la "ética del mercado".

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es por ello, que la dinámica a seguir, tiene que ir dirigida, no a los proyectos, ni las ideas, sino a los procesos profesionales. Hay que llevar la ética del mercado a la práctica y tiene que estar presente siempre sen la toma de decisiones. Hoy en día, muchas empresas no son creibles; hoy en día se está produciendo una reinterpretación del hecho social; una resignificación de temas sociales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es por ello, que las empresas socialmente responsables, son lo que se ve. En cambio,  la responsabilidad social empresarial, es otra cosa que se debería ir modelando, porque hoy en día, estamos ante nuevos significados de lo social y hay que aprovecharlos para nuestro negocio. Armonizar los intereses, ese es el objetivo del DIRCOM. El prosumer tiene un papel muy activo, cada vez más, y es capaz de influir en las tomas de decisiones de las empresas. La influencia de las redes es descomunal y no hay que apearse nunca de la influencia que éstas ejercen, porque ellas logran hacer creíble l o increíble. 

 

Una de las cosas que más me gustó de esa charla, fue cuando hablo del cambio que se está produciendo: del poseer al compartir. Pues claro que sí. La inteligencia emocional 2.0, da como resultado una vida de verdad a las empresas, no una fachada, que es lo que muchos tratan de reforzar. 

Ítalo plantea cuáles son los pilares de la sostenibilidad. El poder de una visión, nuestros valores y modelar con la actuación. No quiero alargarme en los tres pilares, porque  es un apartado con el que tengo numerosas contradicciones. Nuestros valores no son respetados, ni siquiera cuando hoy en día está aceptada la idea de una empresa como un ente vivo. En el momento que surge la incertidumbre sobre lo que sea, la empresa adopta la posición de defensa "de sus intereses económicos". Ante todo, sigue priorizando el valor económico por encima del social y al ciudadano lo ahogan para que deje de lado lo social y se fije más en lo económico (que se lo digan a Mediamark, que no son nada tontos).

Para finalizar, comentaré algo que me ha encantado escucha Trabajar el liderazgo responsable; nadie tiene el monopolio de la razón, ni el liderazgo de la mentira. 

 

No es cómo me adapto o cómo sobrevivo; sino que es cómo vivo, cómo me enfrento a los retos. No se trata de modernizar el futuro, sino de  atreverse a modelarlo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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